Existen pruebas clínicas significativas que demuestran que movilizar a los pacientes en una etapa temprana, dentro de un programa de rehabilitación de la unidad de cuidados intensivos (UCI), ayuda a contrarrestar los efectos de la debilidad adquirida en la UCI; esto, a su vez, mejora el proceso de recuperación de los pacientes y los resultados funcionales a largo plazo.